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Este libro es la continuación de Jesucristo liberador. Lectura histórico-teológica de Jesús, que publicamos en 1991. Entonces escribí una larga introducción sobre el porqué y el para qué de un nuevo libro sobre Jesucristo, habiendo ya tantos. Ahora, al presentar La fe en Jesucristo. Ensayo desde las víctimas, quisiera compartir también con el lector las preguntas que me han surgido al escribirlo, teniendo en cuenta que en los siete años que van de aquel libro a éste ha habido muchos cambios en la temática y, sobre todo, en la sensibilidad teológica. Se hacen notar los cambios de paradigma, y a veces se pregunta uno si queda algo importante que no ha cambiado porque hay en ello algo de meta-paradigmático. Voy a compartir las preguntas que me han surgido en forma de breves reflexiones sobre el título del libro, pero antes resumamos su contenido.
El libro tiene tres partes. La primera versa sobre la resurrección de Jesús, la segunda sobre la cristología del Nuevo Testamento a partir de los títulos, y la tercera sobre las fórmulas de los primeros concilios
Autor: Jon Sobrino / Editorial: Trotta / Fecha de publicación original: 1999 / Número de edición:
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Lo que pretende este comentario al Evangelio según Lucas es desentrañar el significado del texto evangélico para los lectores del siglo xx. Durante sus diecinueve siglos de vida, los textos de Lucas han sido objeto de innumerables comentarios. Por eso, la sensación de todo nuevo comentarista es prácticamente la que ya experimentó el propio Lucas, como lo dice él mismo en el prólogo a su narración: «muchos han emprendido la tarea de componer un relato» semejante. Yo también, «después de haberlo investigado todo cuidadosamente», me he decidido a acometer esta misma empresa. Pero me resulta más bien difícil explicar en cuatro palabras cuáles son las características particulares de este comentario. Por eso, me voy a limitar sencillamente a exponer lo que he pretendido al comentar del texto Lucano. He procurado no perder de vista la idea de que el Evangelio según Lucas no es más que una parte de la obra en dos volúmenes escrita por el autor. Por consiguiente, al comentar un pasaje determinado, no dejaré de hacer continuas referencias tanto al libro de los Hechos como al resto de la narración evangélica.
Este libro no es un tratado sobre el misterio de la Santísima Trinidad. Lo que aquí se pretende es que los cristinos podamos entender algo mejor cómo es el Dios en el que creemos). La cosa no es fácil. Primero, porque Dios no está a nuestro alcance. Nadie lo ha visto. Y nadie sabe, ni puede saber, cómo es exactamente. Porque Dios, por definición, es el Trascendente, es decir, que nos trasciende. Y eso significa que está más allá de todo lo que nosotros podemos comprender con nuestra limitada capacidad de saber y de entender. Pero, además de eso, a los cristianos se nos complica más todo este asunto. Porque cualquier ser humano, cuando pronuncia la palabra Dios, en realidad está pronunciando una palabra que tiene muchos significados. Los entendidos le llaman a eso una palabra polisémica, que quiere decir lo que acabo de indicar: una palabra que tiene significados, a veces, enteramente distintos. Por ejemplo, es evidente que, en las guerras de religión, que antiguamente eran frecuentes, los contendientes de ambos bandos no podían tener en sus cabezas el mismo Dios. Porque Dios no se puede poner a luchar contra Dios. Parece lógico decir que, en aquellas guerras, los que luchaban y se mataban por Dios, sin duda alguna es que creían en dioses distintos. Y sin ir tan lejos, en la reciente guerra de Irak, tanto Sadán Hussein como Bush invocaban a Dios para arengar a sus tropas. Es claro que, cuando esos dos individuos pronunciaban la palabra Dios, se referían a dioses que poco o nada tienen que ver el uno con el otro.
Libro de José María Castillo
Cuernavaca en el Concilio
10 cartas y 7 intervenciones de don Sergio Méndez Arceo, VII Obispo de Cuernavaca
Pbro. Angel Sánchez Campos
Ed. Fundación Don Sergio Méndez Arceo
11 de octubre de 2013
Con motivo del 21 aniversario de la Pascua de don Sergio Méndez Arceo, VII obispo de Cuernavaca, presento un pequeño trabajo sobre su participación en la primera sesión del Concilio (11 octubre-8 diciembre de 1962).
Como autor de este trabajo quiero agradecer el trabajo académico que lo antecedió, llevado a cabo por el padre Carlos Salcedo Palacios, VD, que precisamente versó sobre las intervenciones de don Sergio en el Concilio, y cuya traducción del latín sirivió de base para esta publicación.
Por último, quiero llamar la atención sobre la importancia de la información que don Sergio envió regularmente desde el Concilio a través de 37 cartas en los cuatro años que duró el Concilio, publicadas en Morelos a través del semanario Correo del Sur.
Ojalá ayude a comprender y a apreciar esta etapa históroica de la Iglesia diocesana que peregrina en Morelos.
Al llegar al final de este trabajo, experimento la impresión de que la materia se ha extendido mucho más de lo que había previsto al principio. La línea seguida se ha mantenido simplicísima, o sea, tres partes: Iglesia, Reino de Dios, Iglesia en el Reino. Por necesidad, sin embargo, se introdujeron en el desarrollo del tema tantos problemas que resulta difícil ahora reducir el libro en lo substancial a uno solo de ellos, o aún el señalar uno como si fuera el principal.
a) La idea inicial que me ocupaba era la de la salvación universalmente posible a los hombres en la eternidad. Es el mismo problema que veía hace treinta y cinco años cuando escribí mi primer libro “La Salvación de quien no tiene fe”. Pero aquellos eran otras tiempos, otras situaciones, hasta diría que había una teología muy diferente; había que hablar del alma de la Iglesia como algo más vasto que su cuerpo, bautismo implícito de deseo, etc. Vino luego el Vaticano II que ya no incluyó aquellas expresiones y la atmósfera cambió notablemente en pensamiento y en acción.
Es una cuestión que necesariamente sacude la mente y el corazón del cristiano. Tantos y tantos centenares de millones de personas que viven completamente fuera de la Iglesia, son miles de millones. Asia es el continente que alberga hoy más de dos mil millones de hombres, mucho más de la mitad del género humano, un número mucho mayor de los que suman juntas Europa, América del Norte y del Sur, África y Australia; es el continente del que han nacido todas las grandes religiones de la historia; pues bien, no tiene ni dos cristiano por cada cien habitantes, tiene un poco más de un católico por ciento. ¿Qué será de los otros en la eternidad? ¿Qué será de ellos en lo tocante a las demás consecuencias del pecado si precisamente para liberarnos y redimirnos de ellas ha venido Jesús?
El pensamiento de que todos ellos vayan a terminar en el infierno pudo quizá ser aceptado en siglos pasados, dada la diferente sensibilidad y diferente comprensión de Dios, del Padre, de la Bondad, del Amor. Aun entonces hubo quien sintió la dificultad y se ocupó de estudiar como pudiesen salvarse, al menos, en ciertas circunstancias: Santo Tomás imaginó un ángel revelador mandado a propósito al hombre honesto, otros hablaron de iluminación a todos en la inminencia de la muerte... Hoy resulta francamente absurdo detenerse, aunque fuese un solo momento, en la duda: Sí, con toda seguridad pueden salvarse, con determinadas condiciones.
La estructura de este libro es muy sencilla.
En el prólogo, Pedro Casaldáliga presenta el sentido, el porqué y el objetivo de este libro.
En el Capítulo primero establecemos las nociones fundamentales de «espíritu» y «espiritualidad», a la vez que se exponen y se justifican algunos planteamientos generales que es oportuno tener en cuenta. En ese marco se encuadrará el contenido de los dos capítulos siguientes. El anexo aborda el tema desde una perspectiva teológica técnica; el lector no interesado podrá omitirlo sin perjuicio.
El capítulo segundo, describe en diversos apartados, la Espiritualidad de la Liberación desde el modo que llamamos «Espiritualidad-1» o E1: el espíritu latinoamericano, el talante espiritual de nuestro pueblo, la corriente de espiritualidad que el Espíritu, la cultura y la historia han derramado en la Patria Grande.
A su vez, el capítulo tercero describe, también en diversos apartados, la Espiritualidad de la Liberación desde el modo que llamamos «Espiritualidad-2» o E2: el espíritu latinoamericano potenciado explícitamente por el Espíritu de Jesús, la Espiritualidad cristiana de la Liberación. Los tratados clásicos de espiritualidad se estructuraban con frecuencia sobre la base de las diferentes «virtudes». Los apartados de estos dos capítulos ofrecerían de algua manera las «virtudes» de la espiritualidad de la liberación.
Damos a cada apartado un tratamiento diverso, a veces incluso muy diverso, según la naturaleza del contenido y sus exigencias peculiares. Las «Constantes…» y los «Rasgos…» quieren dar sintéticamente una visión motivadora del conjunto. La bibliografía se limita concretamente al tema de la espiritualidad de la liberación y a autores latinoamericanos o vinculados con nuestra espiritualidad.
El Epílogo, por ser de Gustavo Gutiérrez, a quien agradecemos entrañablemente esta su autorizada contribución, se recomienda por sí mismo.
Por no estar concebido como una tesis sino como una exposición vivencial y como un «manual» de espiritualidad, el libro no exige una lectura sistemática, pudiendo ser abordado o releído, con igual provecho, por los apartados que al lector le resulten más sugerentes.
La verdad es como la hoja de una espada sin empuñadura, corta por todos lados a quien quiera sostenerla, y más a quien quiera forcejear con ella.
Este libro, escrito en los años 70, fue objeto de persecuciones por la censura, y muchas veces justificó la desaparición de gente y se fue convirtiendo, a fuerza de ser nombrado, en un inalcanzable objeto del deseo de quienes por mil causas no pudimos llegar hasta su contenido. Muchas cosas han ocurrido desde que fue escrito y ahora, después de treinta años, todas ellas continúan vigentes y resultan claras frente a lo expresado en él. También han ocurrido otras cosas que no estaban previstas, ya que el autor no es un profeta del futuro, sino un objetivo cronista de su época. Es sólo comparar lo que él relata, y que no se podía manifestar en esa época, con lo que pasa actualmente, y que tampoco podemos manifestar, y comenzaremos a vislumbrar dónde se halla la verdad.
De acuerdo con el autor, y la certeza de lo que aconteció, y de su visión de cómo se manipulan las leyes y las intervenciones del Imperio en los demás países, es fácil inferir que la actualmente llamada ley antiterrorismo de los yanquis, que les facilita o justifica cualquier intervención en cualquier país, es solamente una excusa más, que será utilizada en contra de cualquier manifestación cultural, por inocente que sea, si no se encuadra con sus intereses y criterios, de forma que si no comienza ya a crecer un movimiento underground de resistencia, el futuro del hombre sólo podrá ser comparable a las hormigas. El Imperio decidirá si tanta población en tal país es adecuada, y en respuesta a sus intereses, desatará indiferente, una epidemia de algo, que sólo respetará lo que el Imperio decida, y como tiene capacidad para designar genéticamente que es lo que quiere o le conviene conservar, y hacer la selección de acuerdo con sus propios padrones, nos encontraremos que el sueño de la raza superior de los Nazis se está volviendo una deprimente realidad con quienes los vencieron.
Independientemente del hecho que copiar este libro signifique un robo, un acto de piratería o una actitud quijotesca, estimo que el propósito del autor fue que se conocieran los hechos de alguna forma; y ¿qué mayor daño hacia su obra, que la destrucción sistemática de la expresión de su pensamiento efectuada por la represión?
Al copiarlo en forma clandestina, y darlo a conocer, no hago más que oponerme a quienes no quisieron que yo también tuviese el derecho de conocer lo que ellos conocieron antes. Y la oposición a lo que no quiero es mi derecho, por eso brindo esta copia clandestina a los hispanoparlantes de América.
El recopilador Eduardo N