El mundo sería diferente y más habitable si desde ahora cada uno de nosotros fuéramos diferentes y mejores que los modelos consagrados de civilidad. La suma de estas energías cambiaría la pendiente de la flecha del tiempo y haría que apuntase hacia adelante y hacia arriba, hacia la humanidad más sensible, cuidadosa, responsable, fraterna, espiritual y sabia.
¿Esto es una utopía? Si, pero una utopía necesaria, sin la cual la vida perderá sin sentido, y el largo camino de 13,500 millones de años de evolución seria un absurdo. Sólo los espíritus mediocres creen que el horizonte está en la línea del cerro más cercano, y que más allá no existe nada. La utopía va más allá de cualquier horizonte y anticipa lo que va a ser: la esperanza en plenitud.