El Concilio Vaticano II aprobó, y con alta calificación, una asignatura que tenía pendiente desde hace siglos: El campo de su competencia. Su autoridad deriva de que ella nos ofrece la palabra de Dios. Palabra de Dios y espíritu de Dios son los dos conceptos sobre los que gira la Biblia en cuanto sagrada Escritura. Son también los dos conceptos que expresan el desdoblamiento de Dios en su revelación personal. La Biblia es la revelación de Dios en la palabra y el espíritu.
Este aspecto de la Biblia y esta definición de la misma en los términos que preceden no es detectable ni verificable por los métodos que conducen a su conocimiento en el nivel literario. En la frase citada de Pablo surgió el término “creyente”: “Es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree” (Rm 1,16). Lo que ahora estamos diciendo de la Biblia tiene sentido única- mente en el ámbito de la fe. En este ámbito se da sin duda una “compresión”, pero no está disponible en los conceptos; es inseparable de la vida misma de quienes saben de la realidad metahistórica presente y presenciándose en la realidad histórica del mundo, es decir, de la vida de la fe de los creyentes.
Esta ficha documental es una aportación del área de Registro de la Biblioteca Digital.