La participación activa de los fieles laicos en la misión de la Iglesia y el reconocimiento de la importancia de su contribución constituyen sin duda uno de los principales progresos eclesiológicos conciliares. Por primera vez, un concilio se ocupó expresamente del papel de los fieles laicos, reconociendo la dignidad y la importancia de su vocación y misión, en particular en el ámbito secular. En este decreto se propone explicar la naturaleza, el carácter y la variedad del apostolado seglar, exponer los principios fundamentales y dar las instrucciones pastorales para su mayor eficacia; todo lo cual ha de tenerse como norma en la revisión del derecho canónico, en cuanto se refiere el apostolado seglar.
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