La Imitación de Cristo, después de la Biblia, es uno de los libros más leídos por cristianos y seguidores de otros caminos espirituales. Para los lectores del siglo XXI es una obra totalmente singular, pues data de finales del siglo XIV y se inscribe en la corriente espiritual llamada Devotio moderna ampliamente difundida entre laicos y personas letradas de la época, que mantuvo gran influencia en la piedad cristiana posterior.Aunque la forma de interpretar el mundo de dicha corriente es ineludiblemente dualista y reduccionista, Tomás de Kempis poseía una mente libre, que no se dejó influenciar por ninguna corriente mística en particular. Para él lo importante era la experiencia espiritual del encuentro con Cristo y el desapego de uno mismo, que tanto llamó la atención de psicólogos como Sigmung Freud y C. G. Yung, e incluso del filósofo Martin Heidegger.Pero hoy, de acuerdo con las escrituras y con la fe cristiana reconocida a partir del Vaticano II, la teología actual ya no separa sino que articula las realidades que Tomas de Kempis contrata de modo tan radical. En esta línea, el teólogo Leonardo Boff retradujo y actualizó la obra añadiéndole un quinto libro bajo el título El seguimiento de Jesús, que traduce la tendencia espiritual vivida hoy por los cristianos comprometidos en el mundo para hacer valer los bienes del Reino de Dios que son el amor incondicional, la misericordia y la fraternidad universal tomando como punto de partida a los más humildes, y articulando la imitación con el seguimiento.
Autor: José Antonio Pagola
Origen: CEB
Al final de la vida de Jesús se queda solo sin sus amigos o compañeros de camino, solamente él ante las autoridades religiosas políticas y militares, que lo acusan y condenan. El se queda solo con su silencio. Según el evangelio de Lucas a Jesús no le importa estar en sus últimos momentos de dolor y angustia siempre habla del amor y el perdón, pues pide a su padre que perdone a quienes lo están crucificando. Marcos nos presenta en el grito de Jesús el grito de muchas victimas que hoy claman a Dios, reclamando tantos atropellos e injusticias.