"Había dos hombres en una ciudad, el uno era rico y el otro era pobre. El rico tenía ovejas y bueyes en gran abundancia; el pobre no tenía más que una ovejita, solo una, pequeña, que había comprado. La había criado personalmente, la ovejita había crecido junto a él y a sus hijos. Comía de su pan, bebía de su vaso, dormía junto a él. La amaba tanto como a una hija. Un día el hombre rico recibió una visita, y no queriendo matar ninguno de sus animales, robó la oveja del pobre y con elladio de comer a su visitante" (2 Samuel 12,1-4).