Eminencia:
Al finalizar el encuentro de la Comisión para América Latina y el Caribe tuve la oportunidad de encontrarme con todos los participantes de la asamblea donde se intercambiaron ideas e impresiones sobre la participación pública del laicado en la vida de nuestros pueblos. Quisiera recoger lo compartido en esa instancia y continuar por este medio la reflexión vivida en
esos días para que el espíritu de discernimiento y reflexión “no caiga en saco roto”; nos ayude y siga estimulando a servir mejor al Santo Pueblo fiel de Dios.
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