El presente artículo describe el impacto que se da ante el cambio que se genera en la Iglesia con el Concilio Vaticano II y la Teologia de la Liberación en el pueblo latinoamericano, dos fenómenos que marcan la historia de la nueva evangelización en Latinoamericana.
Paquete con 13 números de la revista Concilio, publicada en ocasión del Concilio Vaticano II. Todos los ejemplares están cargados en PDF y son descargables.
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Documento del Concilio Vaticano II
Es uno de los mejores y más sólidos documentos coniliares. En éste se considera a la acción misionera como realidad de la acción pastoral de la Iglesia. El Decreto Ad Gentes contribuye a dar mayor respiro a la acción pastoral, mayor apertura y amplitud, al mismo tiempo que la lleva a reafirmar y redescribir el núcleo escenciala de su cometido: la evangelización y la implatación de la Iglesia en los pueblos y grupos humanos.
Cuernavaca en el Concilio
10 cartas y 7 intervenciones de don Sergio Méndez Arceo, VII Obispo de Cuernavaca
Pbro. Angel Sánchez Campos
Ed. Fundación Don Sergio Méndez Arceo
11 de octubre de 2013
Con motivo del 21 aniversario de la Pascua de don Sergio Méndez Arceo, VII obispo de Cuernavaca, presento un pequeño trabajo sobre su participación en la primera sesión del Concilio (11 octubre-8 diciembre de 1962).
Como autor de este trabajo quiero agradecer el trabajo académico que lo antecedió, llevado a cabo por el padre Carlos Salcedo Palacios, VD, que precisamente versó sobre las intervenciones de don Sergio en el Concilio, y cuya traducción del latín sirivió de base para esta publicación.
Por último, quiero llamar la atención sobre la importancia de la información que don Sergio envió regularmente desde el Concilio a través de 37 cartas en los cuatro años que duró el Concilio, publicadas en Morelos a través del semanario Correo del Sur.
Ojalá ayude a comprender y a apreciar esta etapa históroica de la Iglesia diocesana que peregrina en Morelos.
El pasado 6 de noviembre el cardenal Sarah, presidente del Pontificio Consejo Cor Unum, declaro que “aun entre los bautizados y los discípulos de Cristo hay actualmente una especie de apostasía silenciosa, un rechazo de Dios y de la fe cristiana en la política, en la economía, en la dimensión ética y moral y en la cultura post-moderna occidental”. Son palabras duras, pero certeras y valientes, que merecen un análisis.
La razón de este fenómeno ya fue dada en el Concilio Vaticano II, cuando se advertía que “La ruptura entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerada como uno de los más graves errores de nuestra época”. En efecto, un cristiano que de verdad crea no puede reducir la proyección de su fe al ámbito privado. Necesariamente tiene que proyectarla “en la política, en la economía, en la dimensión ética y moral y en la cultura”.
Tampoco cabe la incoherencia de “creer” una cosa y “actuar” de modo distinto. El cristianismo exige la unidad de vida, pues -como señalara en 1986 la conferencia Episcopal Española en su Instrucción Pastoral Los católicos en la vida pública- “Cuando un hombre o una mujer viven intensamente el espíritu cristiano, todas sus actividades y relaciones reflejan y comunican la caridad de Dios y los bienes del Reino”. Y justamente de eso trata la última encíclica, Lumen Fidei, a la que prestaremos en los próximos números una atención destacada.