Esta publicación sale al encuentro de un creciente interés por información de primera mano sobre la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y Caribeño realizada en mayo de 2007 en Aparecida, Brasil. En ella se incluyen diversas interpretaciones en torno al sentido de este acontecimiento así como el aporte de testimonios personales que posibilitan otro tipo de acercamiento a su significado para la vida de las comunidades cristianas y de nuestros pueblos.
Con estos elementos el libro quiere ser, ante todo, una invitación. Los trabajos que lo componen no sólo ofrecen a sus lectores la posibilidad de informarse sino también de tomar parte en lo que está siendo el “proceso-Aparecida”. Porque la V Conferencia no fue un hecho aislado del contexto sociocultural de América Latina y el Caribe ni de los complejos y, con frecuencia, conflictivos dinamismos que hoy interactúan en la vida de nuestras sociedades y de la misma iglesia. Contexto y dinamismos que estuvieron presentes tanto en la preparación de la conferencia como en la realización de la misma. Y que inciden, de igual modo, en la relectura que las Iglesias locales y sus comunidades han comenzado a hacer de las conclusiones. Dinamismos que atraviesan también, por otra parte, las controversias surgidas ante los cambios que se introdujeron en el texto emanado de la asamblea episcopal antes de transformarse en el Documento oficial de la V Conferencia.
Casi todos los artículos aquí incluidos están escritos por personas que, además de participar en las instancias de preparación de la asamblea episcopal, estuvieron presentes en la ciudad de Aparecida durante todo el desarrollo de la misma. Formaron parte de un equipo de biblistas, teólogos/ as, pastoralistas y cientistas sociales que convocó Amerindia para responder in situ a las demandas de asesoramiento planteadas por distintos participantes de la Conferencia.
Creemos que sus aportes –unidos a muchos otros– hicieron posible que en la asamblea episcopal se des-ocultaran algunas de las realidades más dolorosas –y también aquellas más esperanzadoras– que vive nuestro continente. Y que se tuviera en cuenta la experiencia y el testimonio de fe, a veces hasta el martirio, de comunidades cristianas que viven el seguimiento de Jesús en medio de ellas.
Ello fue posible porque este grupo de personas, más allá de los comprensibles escepticismos que precedieron a la V Conferencia, se resistió a adoptar una postura pasiva: estaban convencidos de que la fe cristiana no consiste solamente en creer lo que no se ve, sino también en crear lo que se espera. Si Aparecida logró recuperar la memoria latinoamericana y caribeña y abrirse a los desafíos de un presente frecuentemente encubierto por aproximaciones interesadamente descontextualizadas, fue gracias a quienes, tanto dentro como fuera de la asamblea, asumieron una actitud de compromiso a la vez crítico y esperanzado.
A este mismo compromiso convocamos a los lectores. Lo hacemos ofreciendo trabajos que quieren ser un testimonio creíble y una interpretación consistente de lo que significó la V Conferencia para la historia presente y futura de nuestros pueblos y de nuestra iglesia.