Meditaciones sobre el relato guadalupano (Nicán Mopohua ), situadas en el tiempo y en el espacio.
María, Madre de América, viene, siempre y muy especialmente en este histórico momento, a visitarnos a nosotros, hombres y mujeres de tantos pueblos, etnias, razas y naciones. América, como Isabel, está envejecida y parece estéril, pero la semilla mestiza yace frágil en su vientre y en su seno multicultural, se encarna Jesús, por el Espíritu y el Evangelio. María de Guadalupe sigue mirando cariñosa y compasiva a los xocoyotl ': sus hijos e hijas más pequeños, pobres y necesitados.
Ella nos motiva a interpretar la historia del continente americano y, como afirmó Juan Pablo II, a mirar y recordar los pecados sociales: El recuerdo de los capítulos oscuros de la historia de América relativos a la existencia de la esclavitud y otras situaciones de discriminación social, ha de suscitar un sincero deseo de conversión que lleve a la reconciliación y a la comunión. (EIA # 58). Miremos también la situación presente al norte y al sur de la frontera.