Este texto, que en su original portugués lleva como título principal “Yo creo-nosotros creemos “, es un tratado de teología de la fe. Por eso simple y llanamente lo hemos titulado así.
La fe —se dice— es la respuesta del hombre a dios que se le revela. Ambas, pues —revelación y fe—, están íntimamente relacionadas. Son las dos caras de una misma moneda. No hay relación divina que no está destinada —intencionadamente— a ser acogida por el ser humano. Y no hay ser humano dispuesto a acoger la revelación divina que no haya sido constituido “oyente de la palabra” por la misma revelación salvífica trinitaria. “En este sentido, toda la humanidad es constituida como el gran pueblo de dios.
Elaborar esta relación íntima y fundamental entre revelación y fe constituye el desafío de este tratado de teología de la fe. Por esta razón no se estudian por separado, primero la revelación y luego fe, sino que, partiendo de la fe personal (“Yo creo”) en la iglesia (“nosotros creemos”) se engloba también el tratado tradicional de la Revelación en una única síntesis.
Pero esta reflexión no será meramente formal. Es decir, no se estudiará sólo la compatibilidad formal entre respuesta humana y propuesta divina. Se verá, más bien, de qué manera el ser humano —el alumno de teología— insertado en un contexto sociocultural y eclesial —modernidad, postmodernidad— es interpretado por la Revelación, es llamado a la respuesta de la fe.
Notemos, además, que esta reflexión teológica ha de hacerse en el contexto de América Latina, es decir, desde la presencia cuestionadora del pobre. Aquí, en nuestro continente la pregunta fundamental planteada a la fe cristiana, tanto personal como comunitaria, sigue siendo cómo se puede creer —como persona y como comunidad— en un continente dominado por una justicia que empobrece y excluye a las mayorías.