La muerte de un ser querido siempre es una experiencia inevitable y dolorosa pero también puede ser ocasión para reafirmar la fe en Dios, el amor a la vida y profundizar la esperanza cristiana y la amistad.
Tener cerca al sacerdote o a alguna persona que acompañe a todos en ese trance avivando la fe y la esperanza, es un gran consuelo, un gesto de humanidad y una obra de misericordia.
Este es el objetivo de este pequeño manual con sus dos partes fundamentales: ayudar a bien morir y rezos para el velorio y el entierro. Se completa con una celebración para la fiesta de Todos los Santos y Difuntos.