Nuestro amadísimo Beato Monseñor Oscar Romero es la maravillosa luz que alumbra nuestro camino, es nuestro
gran intercesor rogando por nosotros ante Dios y presente en medio de nosotros guiando nuestro camino con su
doctrina y con el ejemplo de su vida. En honor a Monseñor Romero en ocasión de la celebración de su primera fiesta como Beato, presento a ustedes esta sencilla carta pastoral, esperando contribuya a buscar la solución del gran problema de la violencia que nos aqueja, que sea luz en el túnel que atravesamos, en este momento de prueba que nos toca vivir. Para que todos invocando la gracia de Dios y aportando lo mejor de nosotros mismos seamos verdaderos constructores de la paz de nuestro amado país, El Salvador.
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